Los
voltorb/lámpara bajaron su intensidad y el sótano quedó sumido en penumbras
rojizas, al mismo tiempo que uno de los meseros desenrollaba una pantalla de
tela detrás del escenario, tapando la Última
Cena de Arceus. Chimalltlin tomó el cartucho de las manos de Lego, que no
salía de su confusión, y lo insertó en el Transfer
Pak, mientras los meseros preparaban una consola Nintendo 64 color humo.
Lego se vio rodeado de los otros jugadores, algunos querían infundirle
ánimos en palmadas o palabras de bienvenida; pero aquellos que habían ido al
encuentro del guitarrista lo miraban con desdén o burla, negaban y le presagiaban
con los ojos una humillante derrota. En cuanto al músico, Plata sólo se volvía
ocasionalmente hacia Lego, sin desprecio ni apatía. Sólo lo miraba.
El Rubio llegó con la chica del cabello en tinte azul prendada al brazo.
Lego se encogió de hombros.
—No te preocupes —dijo el Rubio—. Mejor ocúpate.
—Es la mejor bienvenida que te podían dar —la chica del cabello pintado
le guiñó un ojo.
—¡Mira, mira, mira! —Chimalltlin llamó la atención de Lego—. A huevo…
Señalaba a Alma, la baterista, que se acercaba con una Fender Jaguar tan brillante que parecía hecha enteramente de plata,
excepto por el brazo, que era de un gris más opaco. Sostuvo la guitarra frente
a Plata mientras éste abría la carcaza que le pendía del cinturón; varios de
los presentes hicieron con la mano la señal de los cuernos, como si la versión
Plateada que el guitarrista enseñó fuera el vocalista de esa banda de Metal.
Entonces acercó el cartucho a la guitarra y la insertó en una ranura que
tenía cerca del jack de salida, a un lado del cable que en ese momento era
conectado por otro mesero a un amplificador.
—Está chingón el Transfer —dijo
Chimalltlin con simpatía, pero al ver la cara de Lego, agregó—. Tú no te
espantes, con el mewtwo que traes sí le das batalla.
Lego asintió y se terminó su cerveza de un trago antes de caer en cuenta.
—¿Cómo sabes que traigo un mewtwo?
—Ahm… ¿google?
—¿Están listos los entrenadores? —preguntó un mesero con la mano en la
consola de 64. Chimalltlin conectó el
Transfer Pak a un control y Alma
conectó otro cable más a la guitarra. Ambos levantaron el pulgar, las luces
bajaron más y por un momento lo único que brilló en el escenario fue el led
rojo de encendido.
Un proyector colgado al techo disparó un haz luminoso contra la tela, y
el logotipo de Nintendo 64 apareció
en el fondo negro, mientras un Pika!
conocido salía por el sistema de sonido envolvente del “Gar”. Los presentes aplaudieron.
—¿Los competidores van a apostar? —preguntó el mismo mesero de la
consola, mientras se proyectaba la introducción del juego.
—Como es nuevo, vamos a hacer una apuesta estándar, ¿les parece? —Alma
sonreía—. Quinientos.
—¿Quinientos? —Lego casi habría gritado.
—¿No traes? —le dijo por lo bajo Chimalltlin.
—Traigo, pero no pensaba gastarlos, y menos en una apuesta. ¿Quinientos?
—Pues… si le ganas vas a tener el doble, ¿no?
—¿Entonces? —presionó Alma, del otro lado del escenario.
—Quinientos están bien —gritó Chimalltlin. Lego no supo si estaba más
molesto que asustado.
Detrás de él, uno de los meseros se paseaba con una pizarra pequeña,
donde los otros jugadores se acercaban, marcaban con un gis su nombre y un
número.
—Diez a uno en mi contra —Lego miró severamente a Chimalltlin.
—Si ganas, harás muy felices a los que te tuvieron fe —respondió como si
no pasara nada.
—Entrenadores, bienvenidos a la pelea estelar de la noche —dijo el mesero
al lado de la consola apenas elevando la voz—. Se hará conforme a las reglas de
la Liga del Centro: una batalla de seis contra seis, sin repetir pokémones, un
límite de dos objetos iguales en el equipo, sin límite de nivel ni tiempo y con
derecho a un legendario por equipo.
Oír finalmente reglas que le eran conocidas, tranquilizó un poco a Lego.
—En la esquina azul, representando a la Liga del Centro, el entrenador
Plata —de nuevo aplausos, gritos y señales de cuernos—. En la esquina verde, el
retador de versión Dorada, Legolas. Las vendas, por favor.
Dos meseros más pusieron en manos de los segundos de cada entrenador un
par de vendas oscuras.
—Es pa’ hacerla más de emoción —le dijo Chimalltlin antes de ponerla
frente a sus ojos para que Lego no viera el equipo que Plata elegía. Lo mismo
pasó con el guitarrista cuando llegó el turno del nuevo y una vez más se
repitió cuando eligieron el orden en que saldrían los miembros del equipo. sólo
que esa vez (debido al inconveniente de que la pantalla se dividía en dos), un
mesero cubría la mitad del ojo del cañón proyector (y antes de eso, cuando una
animación presentó a los dos equipos, ambos jugadores fueron vendados).
—¿Listos? Suerte.
El mesero abandonó la tarima. El escenario elegido para el combate fue el
gimnasio de Ecruteak City, donde el
contorno del terreno y la pokébola trazada en el piso brillaban con
intermitencia. Plata comenzó a tocar una melodía de arpegios sencillos. Alma se
sentó detrás de la batería, que había sido bajada de la tarima, y acompañó al
entrenador en una variación de Enter Sandman.
Más señales de cuernos se elevaron entre las cabezas de los espectadores.
Las pokébolas cruzaron la pantall y se abrieron en un chorro de luz azul
cristalina. Plata empezó con Mosolleb,
su bellosom y Lego con un Tauros. Como era de esperarse, los integrantes de
ambos equipos habían sido llevados hasta el último nivel.
Botón A para atacar. Botón R y una ventana le mostró a Lego sus opciones
de combate. Los presentes rieron.
—¿No te sabes sus ataques? —Chimalltlin lo reprendió.
—¿Qué? ¿No puedo verlos?
—Si abres la ventana él va a ver qué tienes para atacar.
Plata seguía tocando sin seleccionar nada.
Lego cerró la ventana y presionó C Abajo para Fire Blast. Plata improvisó otro arpegio y la pantalla mostró que
estaba eligiendo, sin presionar ningún botón aparente. La Fender Jaguar era un control modificado y complejo que funcionaba
con música y talento.
Mossolleb abandonó el combate y
fue reemplazado por un Rtagilaref, un
feraligatr que obtuvo los aplausos y la aprobación de los presentes, y más aún
cuando el Fire Blast de Tauros no
bajó más de un cuarto del HP del
reptil.
Siguiente turno. Cambio de estrategia. Botón B para cambiar de pokémon.
Botón R para ver la lista.
—¡No…! —Chimalltlin le gritó y Lego reaccionó, pero muy tarde. La ventana
se abrió por un segundo y dejó ver los nombres del resto del equipo, al menos
de aquel que era la opción más obvia. Los que prestaban más atención y notaron
esto, empezaron a reír, excepto Plata. Él veía a Lego sin burla o enojo, más
bien un reproche. Un reproche de alguien que espera mucho de uno.
No era momento para dar marcha atrás.
—Si vas a meter la pata, métela hasta el fondo —murmuró lego. C
izquierda. Tauros volvió con su entrenador y dio paso a Dragonite. La
celebración que siguió a este cambio no era en absoluto de aprobación, sino que
confirmaba que todos habían adivinado el cambio. Incluso plata, pues Rtagilaref rugió con el Blizzard preparado para el cambio.
Elección celebrada. El Dragonite de Lego quedó reducido hasta que su HP se encontró en color rojo.
—¡A huevo! ¡La pura resistance!
—celebró Chimalltlin para dar ánimos al nuevo. Un inicio flojo que se podía
arreglar pronto. Lego se detuvo a pensar un poco más lo que haría. Los
feraligatr no eran muy rápidos… pero los Dragonite tampoco, ¿o sí? Tal vez
podría ganar el inicio de turno. Había que apostar todo al Thunder que… ¿en qué lugar tenía el ataque? ¿Primero, segundo? ¿Y
qué distribución tomaba con el cambio a los cuatro botones amarillos del mando
de N64? Plata lo veía, ahora con
curiosidad. Pero también era probable que el guitarrista intuyera que Dragonite
conocía un ataque eléctrico, por lo que cambiaría a Rtagilaref por uno tipo tierra. A menos que Plata lo estuviera
haciendo creer que sabía que Lego adivinaba el cambio y entonces no lo hiciera
y Dragonite… hace tiempo que Lego no estaba tan confundido y emocionado.
Los que veían empezaron a chiflar. Para sorpresa de Lego, al mismo tiempo
que el pulsaba A y C arriba (donde estaba Thunder),
Plata eligió su ataque. Sea lo que sea que intuyera, lo hizo al mismo tiempo.
Pero nadie dio un paso atrás. La apuesta de Lego fue recompensada y un
pesado Thunder cayó sobre Rtagilaref, dejando a menos de la mitad
su HP y poniendo un “PARALYZED” en su
status. Esta vez la celebración fue
verdadera y hasta plata sonrió. La parálisis no bastó y Rtagilaref terminó con Dragonite usando Slash.
Uno menos. No estaba mal, podía arreglarse. Porygon apreció sustituyendo
a Dragonite y un Thunderbolt después,
Rtagilaref salía del combate.
Plata asintió complacido y cambió la canción. Como si ambos se
entendieran con los ojos, Alma entendió la transición hasta Sad but true, que fue la presentación de
Xileets, el steelix cuyo rugido
acompañaron los seguidores de Plata.
¿Cambiar? ¿Seguir? Porygon no tenía nada que hacer contra Xileets. Cambio. Porygon por Blastoise. Earthquake y Blastoise no se vio muy
afectado. ¿Cambiaría a Xileets?
Empezó con Mossolleb. Es una planta
muy débil, valía la pena correr el riesgo.
Al siguiente turno el cambio fue obvio y Lego se lamentó por haber
elegido Surf. Ice beam para el siguiente turno, Blastoise era más rápido. Mossolleb cayó y ahora Lego empezaba a
tener más apoyo de los espectadores.
Nuevo cambio de pieza y de pokémon. The
unforgiven para presentar a Lwotcon,
la noctowl. Ahora fue Plata quien arriesgó, Lwotcon
atacó primero y con Hypnosis. Los
demás celebraron la suerte de que Blastoise cayera dormido. Dream eater. El HP de Blastoise bajó a menos de la mitad.
Conforme el combate avanzó, aumentaba la excitación de los que veían y la
velocidad en las decisiones de los duelistas.
Blastoise no despierta. Plata no se arriesga, Psychic, Blastoise cae. Porygon. Thunderbolt, Lwotcon a un
cuarto. Hypnosis. No sirve. Thunderbolt de nuevo que falla frente al
cambio. Xileets vuelve a salir. Iron
tail contra el cambio de Porygon, llega Umbreon. Earthquake, Umbreon resiste pero sus ataques de oscuridad son
rasguños contra Xileets.
—Tu amigo le está dando batalla a Plata —susurró la chica del cabello
tintado.
—Y Plata lo está disfrutando —dijo el Rubio.
—¿Crees que le gane?
—No —el Rubio sonreía—. Lego es bueno. Pero Plata no es ningún pendejo.
Earthquake, Umbreon cae. Entra
Tauros. Fire Blast que falla. Iron tail, Tauros se debilita y repite el ataque de fuego. Xileets ya
no resiste y cae. Master of
puppets, Lwotcon, Hypnosis que
duerme, mejor resignarse y no cambiar, Dream
eater, Tauros cae… entra Mewtwo.
El pokémon, por tantos querido, fue recibido con aplausos; Alma y Plata
seguían tocaban Nothing else matters.
Mewtwo con Psychic desmaya a Lwotcon, y Plata queda con dos, el legendario
al que tenía derecho, y Noerbmu, su
propio Umbreon.
Lego siente el hueco en el estómago. El ataque psíquico de Mewtwo no
servirá. Blizzard para tratar de
congelarlo, nada, Noerbmu tiene aún
poco más de la mitad de su HP. Fade to black. Noerbmu usa Bite. Súper
efectivo, Mewtwo a poco más de la mitad. Thunderbolt.
Noerbmu está en amarillo. Moonlight. Recupera. Fire Blast, la defensa de Noerbmu es demasiado alta. Shadow Ball, la defensa especial de
Mewtwo cae. Blizzard… Noerbmu queda a doce de HP.
Todos aplauden mientras el último Bite
de Noerbmu termina con la
esperanza de Lego. Sólo queda Porygon. Los Moonlight
de Noerbmu y su alta defensa iban a
ser la mayor ventaja de Plata sobre Legolas.
—Ya estuvo bueno, Plata —dijo una voz en la entrada del lugar—.
Chíngatelo y déjame oír el solo poca madre.
El hombre en la entrada encendió un cigarro y guardó el Zippo en su chamarra de cuero. Avanzó
con sus botas llenas de estoperoles hasta el lugar donde los músicos empezaban
con la parte climática de la canción de Metallica.
Un último Bite terminó con el
Porygon de Lego y los espectadores levantaron sus manos en cuerno hacia los
músicos. La canción terminó mientras la pantalla desplegaba a los dos equipos
de pokémon, y Lego vio cómo seis cruzas rojas tachaban a cada miembro de su equipo.
No era la derrota (muchas había vivido en tantos años de juego), no era
que en algún momento pensó que ganaría… pero se sentía humillado. En ese lugar
que a primera vista resultaba tan idílico para un entrenador, perder era
también una experiencia más amarga, la celebración quedaba en otro lado, y a él
le había tocado la peor parte. Su primer día en el “Gar” y había perdido frente a todos.
—No hay pex, carnal —le dijo Chimalltlin con el tono alegre que le era
habitual—. Te dije, nadie les gana a la primera.
—Sí, sí —Lego se quitó con un movimiento del hombro, la mano del otro.
El Rubio se acercó a ellos, ya sin la chica del cabello pintado.
—Bueno… voy a ver qué pedo con el varo —dijo Chimalltlin y Lego no
contestó.
—Levántate —le dijo el Rubio—. Es una pérdida y ya.
—Creo que mejor me voy —Lego se levantó de la silla y trató de sonreír—.
Ya no tengo dinero.
—Todavía no —dijo el Rubio entre serio y preocupado.
—Mira, Rubio, está muy padre el lugar pero ahorita no estoy de humor.
—Ya sé. Pero es que no puedes irte. El dueño quiere hablar contigo.
Y le señaló al hombre de la chamarra de cuero, justo cuando tiraba el
cigarro y lo aplastaba con la bota llena de estoperoles.
:ffuu: me qede con ganas de mas u.u
ResponderEliminarsiii igual yo me quede con ganas de mas espero que el siguiente capitulo salga pronto :D
ResponderEliminarvenga, :)
ResponderEliminara esperar la cuarta entrega
(que nostalgia me ha dado este capítulo)
Un concepto interesante, la realidad que planteas con ese curioso bar tiene bastante jugo, si bien me intriga como se conectara con el resto de esta historia.
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